La invitación de Cristo a una vida abundante

La invitación de Cristo a una vida abundante


En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. (Jn. 7:37-39)


Aquí está el Cristo, compartiendo con una pluralidad de personas, algunas creían otras no, antes de su muerte, les da una última oportunidad a muchos de los que participaban de este evento y posiblemente no tendrían la oportunidad de volver a escucharlo. Encontramos el énfasis en su mensaje, porque se levantó y alzo la voz. Este último día, el sacerdote en señal de recuerdo de como Dios les había provisto en el desierto, tomaba una jarra de agua del estanque de Siloé y se rociaba en el atrio y en ese contexto de recordatorio de la provisión pasada de Dios, Jesús se levanta y hace un llamado de atención para que pongan su mirada en El, como el agua que saciara su sed más profunda la del alma, para que, así como dijo a la mujer samaritana su alma saciada será y segura de la eternidad vivirá (4:14).


Jesús no solo invita a los oyentes a creer y aceptarle por fe, sino que, asegura que como resultado hallaran propósitos y una vida más abundante en El, pero para ello debemos reconocer la triste realidad del pecado que nos asedia y buscar en El la libertad (8:32, 36), de esta manera, al Cristo ser el reino en su corazón, El producirá una abundante gracia para que la vida pueda ser redirigida a un mejor disfrute y placer. Otro aspecto importante aquí, es que la fe no es arbitraria según la percepción del hombre, como vemos hoy día, sino que debe acercarse creyendo como Dios mismo ha determinado que se debe creer (Ap. 22:18-21). Al seguir su Palabra, su Espíritu vendrá al creyente, le dará seguridad de salvación y guía para caminar en las sendas de la vida (8:13ª), esto marcaria, la nueva relación que se había prometido mediante la obra del Mesías, acompañamiento continuo (Ez. 36:27; Ef. 1:13-14)


Las Palabras que encontramos en esta sección tienen una secuencia lógica que es de vital importancia para el hombre, para alcanzar esta maravillosa vida nueva (2 Co. 5:17), la persona debe reconocer su necesidad de Dios, también que se acerque con fe buscando al Señor y finalmente abrazar las promesas que Dios nos ha hecho en Cristo, aferrándose a ellas, pues así participaos de la naturaleza y favor divino (2 P. 1:4). La idea es reconocer su necesidad espiritual porque así Dios promete saciarle (Mt. 5:6). Esto va más allá de una búsqueda superficial o meramente emocional, tenemos el ejemplo de (Mr. 10:17-22) n joven que se arrodilla ante Cristo, supuestamente buscando la vida eterna, pero se va triste ante las demandas de Dios. Debemos siempre dar el paso de fe que Dios nos demanda para experimentar su grandeza. Así El desea que caminemos (2 Co. 5:7)


La Biblia señala que aquellos que se arrepienten y cambian de dirección, no solo reciben el perdón de sus pecados, sino que vendrán tiempos de refrigerio o bonanza a su vida, por la obra de Cristo a su favor (Hch. 3:19-20). Cuando una persona comienza una nueva relación con Cristo mediante el arrepentimiento, inmediatamente recibimos el don o regalo de la presencia de Dios por medio de su Espíritu morando en nosotros (14;17), Es por esta relación y este Espíritu que podemos conocer más acerca de Dios y recibir la dirección que necesitamos en nuestro diario vivir (1 Co. 2:13, 16). Una vez que te comprometes con Dios, recibes la capacidad de conocerle personalmente, de recibir consuelo y refrigerio ante los embates de la vida, o dirección en las indecisiones. Tal es la obra y poder de Dios manifestado en Cristo, que afecta todas las áreas de tu vida, pero debes rendirte a Él.


Hermanos, no caigamos en el error de pensar que estas palabras son exclusivamente para no creyentes, Dios se ha manifestado por las escrituras, y si has recibido la fe para creer, también necesitas la fe, para andar según sus ordenanzas, la vida abundante que Dios promete no consiste en asistir a una congregación, no es solo orar y tener buenas intenciones, etc. Debemos comprometernos con esta obediencia radical, en un mundo cada vez más anarquista e individualista. No seamos como el joven rico, descansando solo en actividades religiosas vacías, recibamos la Palabra y permitamos que ellas sean nuestra luz (Sal. 119:105), además, El Espíritu obrara mediante su Palabra en nosotros. Amigo, a pesar de las razones o situaciones que pasen en tu vida, en el fondo tu eres consciente de las luchas que estas experimentando el día de hoy, tú eres consciente del nivel de satisfacción que sientes en la vida, y sabes cuales son las cosas que te avergüenzan, no intentes apagar la conciencia que Dios ha puesto en ti (Ro. 2:15), acepta el llamado de Dios, y dale a tu alma la oportunidad de ser realmente saciada por la presencia del Padre. Dios te Bendiga.


Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Tito 1-3

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