Satanás intenta opacar la obra de Dios

Satanás intenta opacar la obra de Dios 

Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos… (Jn. 13:1-2, 10b-11

 

Luego de una vida de ejemplo y testimonio, cuando iba a celebrarse la semana de la pascua “Donde se recordaría la liberación de Dios al pueblo hebreo” (Ex. 12:7, 12-13). La hora de Cristo se acerca a su final, y su sangre seria la señal final a la cual apuntaba toda imagen de sacrificio del A. T. (1:29b). A diferencia de los evangelios “sinópticos”, Juan hace un énfasis especial en el tiempo ante de su crucifixión, ahora, igualmente existe la diferencia entre el día de la crucifixión, algo que se entiende al contextualizar el mensaje y la vida en Galilea y Jerusalén.  

 

Cristo sabe que su hora ya se está acercando, sabe que volverá al Padre, y sabe que ya Judas esta pronto a entregarlo, lo identifica como uno que, a pesar de la obra de Dios, continuaba atado a su vida de pecados. Pero, aun así, como a los demás, Él le mostro amor. Judas tuvo el ejemplo de primera plana de la mejor predicación, la mejor vida y un afecto incondicional, pero su corazón no era recto ante Dios ni Cristo. Pero, aun así, Jesús le mostro un amor incondicional e hizo todo tipo de señales ante su persona, mostrando que, a pesar de todo lo que pasaría, no hay acepción de personas en El (Ro. 2:11). Ya El, sabía lo que Judas habría de hacer, por eso, incluso al señalarlo como impuro, se dirige a el de manera personal y no le avergüenza públicamente, sino que le anima a llevar a cabo su obra (27b). Todo esto, porque a pesar de que satanás pensara que atentaría contra su vida, solo cumpliría el propósito de Dios en El.  

 

Como cristianos, nosotros sabemos que, el enemigo busca diferentes maneras para atacarnos y apartarnos de los propósitos eternos (1 P. 5:8). Lo interesante es que, en ocasiones como creyentes, podemos permitir que su obra pase desapercibida, porque hacemos énfasis en cuidar cosas particulares, mientras descuidamos otras. En este caso, así como satanás había puesto en el corazón de Judas entregar a Jesús, si nosotros, nos descuidamos hay cosas que el enemigo va a intentar entrar nuestros corazones, que estarán lejos de la voluntad de Dios. Tal como en algún momento hizo con Pedro (Mt. 16:23) Por eso Pablo también, nos anima a estar alertas contra la obra de satanás en nuestro juicio y pensamientos (2 Co. 11:3). 

 

Ciertamente estas cosas normalmente son frutos de nuestras debilidades (Je. 17:9), pero también, en ocasiones, son cosas que experimentaremos para valorar y apreciar la comunión con Dios. entendiendo que cuando amamos a Dios, todo, obra para nuestro bien (Ro. 8:28). Lo importante es que podamos continuamente, identificar la salida, para no ser atrapados por las artimañas del error que son promovidas por los emisarios de santas, quienes, además, constantemente están intentando cambiar la verdad de Dios, por sus propios preceptos (Ef. 4:14), Nosotros debemos ser conscientes de las intenciones del maligno contra nuestro caminar con Dios, pero también, ser conscientes de que ya Cristo lo venció y por El nosotros también podemos alcanzar la victoria (Fil. 4:13).  

 

Hermanos, como cristianos, debemos estar alertas a las malas intenciones del maligno, debemos ser vigilantes en nuestros juicios, valoraciones, ideas o deseos, ya que el campo de batalla de nuestra mente, donde primero se materializan las cosas puede jugarlos una mala pasada (Je. 17:9). Por eso Pablo nos invita a llevar todo pensamiento cautivo a la Palabra de Dios (2 Co. 13:5). Amigo, El Espíritu Santo es el que capacita al hombre, para evitar las garras del engaño del enemigo e incluso identificar su obra (16:13ª), por tanto, te animamos a venir a Cristo consciente de tu pecado y necesidad de Dios (Sal. 51:4-5), buscando esa salvación que solo EL ofrece y te capacitara para recibir la comunión con El, Dios te bendiga. 

 

Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Éxodo 32-34 

 

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