Jesus y Pedro ante la adversidad rumbo al calvario

Jesús y Pedro ante la adversidad rumbo al calvario

 

 

Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy. Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie, calentándose. Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? Él negó, y dijo: No lo soy. Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él? Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo. (Jn. 18:17-27) 

 

En los versos anteriores identificamos el valor de Cristo, y el coraje de Pedro, ahora, ambos serán vuestro a prueba, desde que Pedro entro al lugar donde estaba Jesús, evidencio que su fe, aun debía ser perfeccionada, fracasando en confirmar su identidad como discípulo, no entendemos completamente porque termino negándolo tres veces, pudo ser miedo a la muerte, miedo a ser golpeado y vituperado, desconocimiento del ambiente en que se encontraba, Etc. Lo que sí sabemos es que, lo negó. Pero Jesús quien le conocía, mejor de lo que el pudiera comprender, le había avisado que esto sucedería (13:37-38). Mas adelante Pedro tiene la oportunidad de reivindicarse, pero simplemente cede y lo niega. Para complicar aún más las cosas, un pariente del que le cortaron la oreja lo identifica como tal. Aquí, definitivamente su vida peligraba. El panorama luego de esta tercera negación, donde finalmente canta el gallo se llena aun de más nostalgia, cuando Jesús mira a Pedro a los ojos luego de negarlo tres veces (Lc. 22:61), así que Pedro se lamenta llorando amargamente Vv. 62.  

 

Esta escena es mezclada con un interrogatorio que hace Anás a Jesús, en una audiencia falsa e informal, incluso mal intencionada, puesto que, sus preguntas solo buscaban algo para poder acusarle libremente, Una de las primeras cosas que Jesús hace ante esta adversidad, es que declara que sus enseñanzas son bastante públicas y nada ha sido hecho en secreto, ya que El y los discípulos predicaban acerca de la manifestación del Mesías (Mt. 11:1-5), es como si Cristo dijera, busca otra excusa, porque tu sabes, dejando en evidencia lo falso del escenario. Esto fue entendido por un soldado quien intentando congraciarse le golpea “algo que no estaba permitido, sin ningún juicio o acusación oficial” Pero Jesús sigue revelando su carácter y con calma ante la falsedad del juicio y cuestiona la lógica del oficial, lo cual hace que, Anás se dé cuenta que debe dejar a Caifás encargarse, para que formulara la acusación oficial contra Jesús ante Pilato.  

 

Tanto Cristo como Pedro fueron expuestos y presionados para que manifestaran lo que había en su corazón, Pedro en sus temores y debilidades reacciono negando a Cristo, cuando tuvo la oportunidad de morir por el cómo había declarado (Mt. 26:33-35). Esta es una muestra precisa de lo que sucede cuando pensamos que podemos hacer las cosas en nuestras fuerzas. Sin importar cual sea la prueba o situación, nosotros hemos de ser conscientes de que si superaremos los momentos adversos será con la ayuda de Dios. El Señor ha prometido a sus hijos mostrar la salida en momentos de adversidad o tentación (1 Co. 10:13), Pero Pedro cayo en identificarla porque se había motivado así mismo, olvidando que su fuerza solo sería permanente si venia directamente de Dios.  

 

El contraste entre Jesús y Pedro se evidencia en el hecho de que, ni las amenazas, ni la intimidación o el maltrato hasta el momento, fueron suficientes para robar su compromiso con hacer la voluntad del Padre, lo cual, se había comprometido hacer (Jn. 6:38). Toda la vida Cristo se había estado preparando hasta este momento, siempre en dependencia del Señor (Mr. 1:35), Jesús no solo permanece fiel en la adversidad, sino que, guarda la cordura a pesar de su competo conocimiento de la injusticia que presentaba la noche. Este es el llamado que nosotros recibimos, procurar, mantener la calma, y presentar con claridad nuestro compromiso con Dios y su obra. Este tipo de respuesta y firmeza, no se logran por que seamos solo creyentes, sino, mediante la comunión continua con Dios mediante los medios de gracia.  

 

Hermanos, si algo debemos resaltar en esta lectura, es que, nosotros experimentaremos escenarios en nuestras vidas, que revelaran, lo que realmente hay en nuestros corazones, si queremos poder permanecer firmes y no ser derribados, tenemos que vestirnos cada día del nuevo hombre, desechando las debilidades del anterior (Ef. 4:22-24), así, cuando se presente la prueba o adversidad, podremos ver la salida y salir victorioso, de lo contrario, terminaremos llorando amargamente, sabiendo que caímos, por nuestras debilidades. Amigo, las adversidades que estés experimentando en este momento, o aquello que está robando la paz de tu corazón, solo podrá ser realmente superado, cuando Cristo sea El Señor de tu vida (Ro. 10:11), hoy puede ser ese día, donde encuentras una relación firme y verdadera con Dios. El Dios te bendiga.  

 

Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Levítico 23-25 

 

 

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