La valentía de Jesús, y el coraje de Pedro

La valentía de Jesús y el coraje de Pedro 

Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo. Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Y este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote; más Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. (Jn. 18:12-16) 


Dentro de esta turba de personas incrédulas, había lideres religiosos, oficiales del templo e incluso gentiles (Lc. 22:52), A pesar de ver la manifestación de su poder, su disponibilidad de someterse voluntariamente a ellos, cuando se acercan, lo atan como a un vil criminal, aunque Jesús, permanece atado, porque se había comprometido valientemente a la voluntad de Dios. Luego lo llevan custodiado de manera preliminar donde Anás, quien, a pesar, de no ser una figura de autoridad, fungía como líder detrás del trono. Sentía desprecio hasta Cristo quien atentaba cono sus intereses, siendo, además, quien propicio la idea de su muerte a nivel religioso. A pesar de los enemigos, y la injusticia y mal proceder de todos, Jesús se queda tranquilo porque había aceptado que era el tiempo que Dios había determinado.  


Por otra parte, Pedro y Juan, estaban movidos por la curiosidad y el anonimato, deseaban ver que sucedería con Cristo, posiblemente esperando que haría El. Pedro luego de haber huido junto a los demás (Mt. 26:56), habría reflexionado y reunido el valor junto a Juan, quien tenía algunas relaciones o por actividades comerciales como pescador o por rasgos de herencia relacionados al templo (Mt. 27:56) planean acercarse a Jesús. Aquí vemos a Juan facilitar la entrada y donde se pondrá a prueba la fuerza en el coraje que Pedro había tomado de seguirle. Pero una vez dentro, todo su coraje serio estremecido. Al cuestionársele sobre su relación con Cristo. La historia pudo haber sido diferente, Si el coraje no se hubiera gastado. 

El contraste entre Cristo y estos discípulos, en relación a la valentía de Cristo y el coraje que ellos reunieron para regresar ha de llevarnos a, de cuidarnos de lo que deseamos. En ocasiones pudiéramos tener una buena intención, disponibilidad, un gran deseo de hacer cosas para Dios, y apresurarnos hacer planes y pactos de consagración que no nos hemos sentado a evaluar nuestra capacidad y compromiso de llevar aquello hasta las últimas consecuencias (Lc. 14:28-30). Cuando tenemos seguridad al igual que Cristo, de que, aquello que vamos hacer, esta hablado por Dios (Jn. 5:30), Deberemos reunir más que coraje, debemos reunir fe, para poder ir más allá de aquella barrera que parece interponerse entre nosotros y la voluntad de Dios (Ro. 8:37). Evitando caer en la impulsividad de acciones, que impide nuestro compromiso con lo que Dios desea hacer en nosotros (Fil. 2:13).  

Una vez más, Cristo funge como nuestro ejemplo, tenía el poder para evitar aquel escenario, les mostro su poder sobre el cuerpo, y una completa sumisión a su trabajo, aun habiéndolo tratado como malvado, no se preocupó, esto es muy similar al llamado de pablo, hablando del padecimiento por Cristo (1 Co. 12:10). Sencillamente porque iría a la cruz al morir por tus pecados. De los apóstoles aprendemos que, a pesar de que regresemos a enfrentar algún reto, no lo haremos como debemos, hasta que, nos comprometámonos con buscar la ayuda, guía y dirección del Señor. Ya que si El, no nos guía en los diferentes aspectos de la vida nos ira mal (Sal. 127:1), Además de que, sabemos los beneficios de obedecer (Jos. 1:6-8).  

Hermanos, en medio de tanta premura, tenemos que evaluar si estamos dando a Dios un lugar de descrito, cuando se habla de tomar decisiones, si realmente entendemos que esto será grato al Señor, Debemos llenarnos del valor que Dios ha derramado en nuestras vidas, al momento de con El. Dios desea que seamos esforzados (1 Co. 13:16), en las diferentes áreas de nuestra vida cotidiana, que cada servicio, plan, acciones, etc. puedan generar para su gloria. Amigo, no es valor, comenzar a seguir a Dios, y luego desistir, como si habías escuchado algo más delicioso que El fuera. Por eso queremos animarte a que, reflexiones sobre el amor de Dios para con tu vida y sus planes eternos para contigo, el coraje siempre será bueno hasta cierto punto.  Pero el valor y la convicción permanecerán como anclas en nuestras vidas, cualquiera que sea la situación (Fil. 4:11).  


Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Levítico 20-22 


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