Un lenguaje sencillo para entender nuestro pecado
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. (Jn. 4:16-19).
Ante la incapacidad de la mujer en comprender el mensaje y la ilustración que Cristo hace para hablar de su necesidad espiritual le invita a llamar a su marido a participar de la conversación, esto, desde el punto de vista cultural hiciera que la conversación fuera mas apropiada, si la persona con la que estaba viviendo Vv. 18b estuviera presente. Pero Cristo solo está tratando de llegar al corazón de esta mujer mediante su conciencia, a la luz de su vida. Puesto que anteriormente no entendió la ilustración, le facilita el lenguaje para que ella entienda y confiese su pecado (Pr. 28:13; 1 Jn. 1:9). Este llamado sensibiliza su corazón ante la realidad de su desorden moral, ella no miente, pero tampoco dice la verdad por vergüenza, “este tipo de conversaciones, era la razón principal por las que ella, prefería ir en la hora más caliente del día, aunque normalmente las mujeres en su época visitaban el pozo al ir cayendo el sol”. Sin embargo, aquí está tratando el tema, pero con vergüenza (Sal. 44:15; Gn. 3:8-10). Jesús le muestra que esta evidenciada y ella, reconoce que, no puede ocultar su pecado ante El.
En ocasiones cuando Dios propicia ciertas oportunidades en nuestras vidas para trabajar en nuestros corazones o para hacer algún cambio, no siempre estamos dispuestos a responder, Dios usa un lenguaje más en diferentes aspectos y/o circunstancia para que respondamos a su llamado (Hch. 9:1-9). La Biblia y El Espíritu Santo, usaran un lenguaje que sea comprensible para cada uno de nosotros a la hora de trasmitirnos su voluntad, al comienzo, es difícil comprender algunas secciones de las escrituras porque aún somos niños inmaduros (He. 5:12-14), pero otras veces la dificultad viene porque nos resistimos a tener una actitud humilde y arrepentida ante nuestros pecados con una muy limitada disposición de cambio (1 Co. 3:1-3), este nunca debe ser el camino que tomemos como cristianos, así solo imitamos a nuestros primeros padres (Gn. 3:8-10), de quienes ya hemos sido librados (Ro. 5:17-19) a pesar de haber caído en alguna debilidad porque tenemos un abogado que intercede por nosotros (1 Jn. 2:1), la mejor actitud que debemos mostrar ante una dirección o confrontación divina para abandonar el pecado es igual a la del profeta Samuel 1 Sa. 3:10c Habla porque tu siervo oye.
Hermanos, La Palabra de Dios tiene el poder de penetrar la profundidad más interna de nuestro ser (He. 4:12), Y El Espíritu Santo escudriña aun lo más profundo de nuestro ser en su omnisciencia (1 Co. 2:10-11), Estemos dispuestos a ir siempre en pos del llamado que Dios nos hace, sea para el servicio, la familia, alguna decisión o abandonar algún pecado, etc. Seamos conscientes de que la voluntad de nuestro Dios es buena (Stgo. 1:17), respondamos con fe para ver su obra en nosotros.
Amigo, ciertamente por las distracciones que el enemigo usa para mantener tu corazón alejado de Dios, esto se hace más difícil (2 Co. 4:4), sin embargo, así como esta mujer, Dios se vale de diferentes medios para hablarle y obrar la salvación en tu vida, el único llamado de Dios es, no endurezcas tu corazón a Él (He. 3:15). Dios te bendiga.
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