Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre. (Jn. 20:30-31).
Luego de Juan escribirnos sobre la sexta aparición de Cristo, luego de su resurrección, describe la razón de ser de su evangelio. Y es que, todos aquellos que leerían luego de su partida, incluido nosotros, recibiríamos la verdad de los acontecimientos por los testigos oculares comisionados por Dios para registrarlos (2 P. 1:21) para que creamos en la obra y divinidad de Cristo. Este evangelio, junto a los sinópticos, nos ofrecen una panorámica de lo que realmente, necesitamos para recibir la fe que, viene por la exposición a la Palabra inspirada de Dios (Ro. 10:17), A pesar de esto, Juan Admita que, sus registros no son exhaustivos, pero estos son suficientes para que se conozca acerca del hijo de Dios y sus maravillas. Una vez más repite que, Jesús durante su ministerio hizo muchas señales que el no incluyo, y si recordamos (12:37) vemos como menciona que, para aquel momento hubo una gran cantidad de señales que Jesús hijo y no registro, a la que los judíos no respondieron, en su incredulidad.
En los primeros 11 capítulos vemos siete señales o milagros (2:1-11 El agua en vino, 4:46-54 Sanidad de un oficial, 5:1-15 Sanidad en el estanque, 6:1-14 Alimentación de una multitud, 6:15-21 Caminar sobre el agua, 9:1-2 Sanidad de un ciego de nacimiento, 11 Resurrección de lázaro). Estas fueron señales significativas, pero, ninguna tan significativa como su resurrección y su obra, como la vemos a partir de este capítulo. Cada uno presenta un aspecto de la humanidad y divinidad de Jesús como Mesías (1:1, 14) siendo como señalo, la fuente de la resurrección (11:25). Esta fue la verdad que Juan experimento y lo llevo a recibir la gloria del poder del evangelio, y ahora, escribe para que esa verdad se manifieste en todos los que se expongan al mensaje del Señor, este es el propósito por el Cual, El Espíritu le guio a registras estos acontecimientos en particular. Y es que todos aquellos que se expongan a su mensaje, puedan encontrar la oportunidad de salvación que solo Cristo ofrece (Hch. 4:12). Tal como Cristo mismo señalo a lo largo de su ministerio (3:16, 14:6).
La Biblia es por mucho la Palabra de Dios (2 Ti. 3:16ª), en ella, nos identificamos a nosotros mismos como lo que somos e identificamos la realidad de nuestras limitaciones y pecados (Stgo. 1:23-25), tan profunda en sus propósitos es la Palabra, que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser y evidencia nuestros pensamientos y necesidades más profundas (He. 4:12). Estas son algunas de las grandes verdades que encontramos en la narrativa de la Palabra de Dios. El apóstol Pablo animando a los Romanos a edificarse de su contenido, les señala que las cosas que han sido escrita, han sido dad para nuestro crecimiento y para alcanzar la salvación y vivir en esperanza (Ro. 15:4). Si una persona se dispone a exponerse a su mensaje, entenderá sus orígenes, su propósito en la vida, y las advertencias necesarias para comprender que sucederá después de la muerte, ya que Cristo, quien regreso, dejo principios indispensables para que nos preparemos antes de partir de este mundo.
Hermanos, Dios nos ha dejado su Palabra con el propósito definido de que, seamos edificados y guiados por ella (Sal. 119:105), al comprometernos con las escrituras avanzamos en un proceso bastante marcado de santificación (17:17), y podemos mostrarle amor a Dios y disfrutar de su manifestación a favor nuestro (14:15, 21-23), puesto que, Dios se ha tomado tanto cuidado en que tengamos un manual para la vida santa, y entendiendo que, bajo este mismo manual, nosotros seremos evaluados en la eternidad (Ap. 20:12). Tanto más, tenemos que procurar agradándole en todo, pidiendo la ayuda y guía del Espíritu Santo que, nos guía toda verdad (16:13ª).
Amigo, pese a que la Biblia es un libro bastante importante, por ser el primer libro impreso, ser el más conocido a nivel mundial, y entre otras cosas en términos humanos, la intelectualidad y sensates, no es la única razón por la cual, debes exponerte con sinceridad delante de este libro sagrado, la razón es que, estas son las palabras y voluntad de Dios para con los hombres. Un día morirás y tendrás que estar delante de Dios para rendir cuentas (He. 9:27), la naturaleza de este evento, las consecuencias y la manera en que debemos prepararnos para el mismo, se encuentran aquí, en su Palabra. Por tanto, si al exponerte a ella entiendes u necesidad de Cristo, no te resistas a su llamado (He. 3:15). Dios te bendiga.
Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Deuteronomio 4-6
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