La curiosidad que genera la obra de Dios
¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? El dijo: No sé. (Jn. 9:8b-12)
Aquel hombre que había sido sanado, no tenía una imagen clara no de su entorno ni de las personas a su alrededor, pero si podría distinguir sus voces, en este caso, no fue necesario saber quiénes hablaban, sino que, distinguía las inquietudes, y se identifica como aquel mismo que fue liberado, esto parecía demasiado increíble para creerlo. Así que El responde a sus inquietudes y les dice lo que Jesús hizo para ayudarle, No lo conocía como Mesías, o aquel que se llamaba Dios mismo, sino que, sabía que era alguien que Dios había utilizado de manera poco convencional y que ahora estaba completamente sanado gracias a Él, Este hombre ya estaba testificando a pesar del poco conocimiento que tenía acerca de Jesús. Al cual, le había tomado la palabra y aceptado todo aquello que le ordeno con la esperanza de volver a ver. Así lo hizo, pero no sabía dónde Cristo se había ido, pero sí que le había hecho un milagro.
Cuando pensamos en este acontecimiento, hay dos aspectos importantes que tenemos que reflexionar, primero es que, Dios se interesa de manera personal en la condición de nuestras enfermedades y está dispuesto ayudarnos si procedemos con fe, esto es posible gracias a la obra del hijo quien se entregó para llevarnos a El mismo (3:16), por otro lado, pensar en este pasaje, es pensar en la obra milagrosa y sobrenatural que produce la salvación en aquellos que han recibido y aceptado su invitación. Mediante la salvación, quitando el manto que tenía, ciego al hombre (2 Co. 4:4), pero por la gracia y disposición de Dios, ya que, el pecador ni busca a Dios, ni puede encontrarle a menos que El decida revelarse. Y así como este hombre, no siempre se puede articular donde esta Dios haciendo alguna obra especial, pero siempre podremos reconocer y testificar de la obra que ha hecho en nosotros.
Es innegable la gran alegría que una persona siente, cuando se le ha concedido el favor de Dios, Juan entiende este privilegio como los apóstoles, Pero Pedro en aquella ocasión de la primera pesca milagrosa, a pesar de que ya Pedro había visto a Jesús llamarlo, sanar su suegra, y enseñar, cuando ve lo que hace con los peces cae al suelo admirado y reconociendo su propia pecaminosidad (Lc. 5:8). En casi todas las ocasiones cuando Jesús hacia un milagro, la Biblia señala que la gente se admiraba (Lc. 9:42-43ª), así que, tanto la persona como los que le rodean son beneficiadas.
Nuestro diario vivir debe generar algún tipo de atención hacia Dios, “No hacia nosotros” porque pueden visualizar a Dios obrando en nuestras vidas, ese la intención del apóstol cuando señala que debemos vivir haciendo todo para gloria de Dios (Col. 3:23-24), cuando habla a la iglesia de Filipo, diciendo que deberían vivir resplandeciendo en medio de una generación sumergida en la oscuridad de su pecado (Fil. 2:15). Todo esto lo entendemos a la luz de que debemos como Cristo enseño, ser sal y luz en esta generación (Mt. 5:14-16). La clave para la vida que permite a Dios obrar, es la vida de obediencia, no siempre seremos consientes de quien nos está viendo, o que tanto Dios está haciendo a través de nosotros, pero si somos obedientes, Él se glorificara en nosotros (14:21, 23)
Hermanos, Nosotros hemos sido señalados como portadores de la gloria de Dios, y Dios muestra sus favores en nuestras vidas para glorificarse en nosotros y en aquellos que están a nuestro alrededor (Ef. 2:7), pero esta realidad será estorbada, si el pecado o la infidelidad están presentes en nuestras vidas, por el contrario, seremos tropiezo para otros y esto es algo que Dios toma bien en serio (Mt. 18:6), debemos estar seguros de que estamos causando admiración de la gloria de Dios en otros guiándoles a Cristo no hacia nosotros, evitando ser tropiezo para que se acerquen a buscar a Dios. Amigo, no sé qué has experimentado en tu vida, si has sido testigo del poder de Dios actuando en una persona, o si has sido impactado negativamente por las debilidades de un creyente, no puede decirte, aun si el calificativo de creyente sea adecuado sobre aquella, persona, pero si, que cuando deseamos tener una verdadera comunión con Dios, pondremos la mirada en Cristo (He. 12:2), te animamos a que pienses en la obra de Dios y clama, por la misericordia y favor de la salvación. Dios te bendiga.
Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Ap. 20-22
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