¿Somos hijos de Dios o hijos del diablo?
Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? El que es de Dios, las palabras de Dios oyen; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. (Jn. 8:41-47)
Jesús hace una declaración que aun hoy día, a pesar de la hostilidad que muchos tienen contra la fe, genera descontento. Dios ha creado todas las cosas que existe, independientemente algunos lo quieran aceptar o no, eso nos hace creaturas de Dios. El pecado entro en el mundo (Gn. 3:1-10) y la herencia del pecado junto con sus consecuencias, generó que, cada persona este desde su nacimiento en esta lejanía natural de Dios y nazca con la herencia del pecado (Sal. 51:5, Ro. 5:12), esto no es algo que, genere tantos conflictos, porque vemos que los niños desde muy temprana edad muestran rasgos de desobediencia, egoísmo, rebeldía, y otros sentimientos que no aprenden, sino que están intrínsicamente en ellos. Esto es producto del pecado, más allá de la conciencia con que lo hagan y el debate de si los niños heredan la gloria o no, no intentare dar una respuesta a la pregunta sino dejarlo en la soberana mano de Dios.
Los judíos de esta sección acusan a Jesús de ser un bastardo, un hombre concebido en la unión fuera del matrimonio entre José y María, según sus acusaciones y por no aceptar el nacimiento virginal (Mt. 1:18-24) y que, al finalizar su labor con Cristo, tuvo otros hijos con su esposa (Vv. 25, Mr. 3:31-35). A pesar de la naturaleza caída, ellos apelaban al hecho de que, su Padre era Dios (1 Cr. 29:10), Esto, sin embargo, aplicaba en términos legales a Cristo, pero su menosprecio viene como resultado de olvidar, que la declaración no era meramente cultural, sino espiritual.
Jesús evidencia su legalismo, orgullo y rebeldía, al señalarles que si fueran hijos espirituales de Dios le amarían Vv. 42, porque de Dios había venido y si fueran hijos a Dios honrarían (5:23), pero ellos se endurecían cada vez más así que Cristo, les declara abiertamente que su Padre contrario a lo que ellos pensaron era satanás Vv. 44 y ellos podrían comprenderlo solamente analizando su vida y sus malos deseos que tienen su fuente en él.
Esta declaración es la misma que les había sugerido en el Vv. 41 pero ante su dureza decidió hablarles con más claridad, la lista de deseos señaladas en el Vv. 44 aunque no es exhaustiva, representa las malas prácticas de estos que, habiendo recibido un privilegio nacional, lo resistían, porque seguían sus propias justicias abandonando las Palabras que Dios les había dado (Lc. 18:9-14), ellos se habían desviado, Dios prometió enviar al Mesías que restauraría esta relación, pero ellos lo rechazaron, porque llegaron a entender que no necesitaban nada más que sus buenas obras (Mr. 7:7). Aun sabiendo que tenían pecados ocultos (Mt. 23:25), sin embargo, Jesús les reta a que identifiquen cualquier pecado en su vida, a la luz de la ley divina o la sociedad Vv. 46, apelando a su impecabilidad (2 Co. 5:21a), para que no haya duda señala, que su rechazo era la evidencia más fuerte de su separación espiritual de Dios Vv. 47.
Entiendo que estas declaraciones son fuertes, pero la Biblia es la autoridad de Cristo y es a través de ella que entendemos la inclinación natural del hombre hacia el mal, las normas sociales y las leyes espirituales, fueron definidas hace tiempo por Dios para guardar al hombre de su maldad, y Dios agrego recompensa aquello que le seguían (Jos. 1:6-8). La Biblia señala que aquel que practica el pecado como intención y sin remordimiento es del diablo (1 Jn. 3:8), o aquel que lo hace por debilidad. Que seamos teístas “creer en Dios” no significa que por eso somos hijos de Dios, porque vemos en nuestras vidas las evidencias naturales de la inclinación de nuestros pecados. Si este fuera el caso, el sacrificio perfecto de Cristo no tendría sentido, porque ¿de qué habría de librarnos si todos somos hijos de Dios?, la razón de que, Cristo se humanara fue, precisamente salvar aquellos que reconocen, se arrepienten y le confianza como salvador reconociendo su obra perfecta (1:12, 3:16-18). Hoy puede haber un antes y un después si reconoces el problema en tu vida y vienes a Cristo buscando salvación.
Hermano, en la sociedad actual de libertinaje y subjetividad es muy fácil perderse y caer en el error de minimizar los estándares de santidad de Dios, pero estos estándares siguen tan firmes como el día que Cristo murió para darnos vida, El desea que seamos santos (1 P. 1:14-16), ciertamente podemos cometer errores, pero no vivir atados a ellos, porque la práctica, solo evidencia un corazón no arrepentido, consientes de esta realidad, debemos descansar fielmente en la gracia de Dios y buscarle para que Él nos guarde sin caída hasta su venida (Jud. 1:24), algo importante no por nuestro destino eterno, sino por la comunión y victoria en El.
Amigo, al considerar estas verdades posible que hayas comprendido la razón por la que hay muchas cosas en tu vida que no están bien, tal vez por primera vez eres consciente de que, tu deseo de caminar con Dios solo podrá cambiar, cuando aceptes a Cristo como tu Señor y salvador, así que, te animamos a que hoy, entiendas tu condición, entiendas el alto precio que se pagó por tu libertad y te aferres a la gracia que Dios determino al enviar a Cristo para salvar a todo aquel que en El Cree (3:16, 14:6), la idea no es señalarte como perverso, sino que entiendas donde estas para que disfrutes verdadera y completa gracia y amor de Dios, tal como entendimos y lo hacemos hoy nosotros por la fe. Dios te bendiga.
Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Ap. 3-5
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