Cristo, el único medio de adoración a Dios

Cristo, el único medio de adoración a Dios


Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre, Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. (Jn. 4:20-26)


En el desarrollo de la conversación con Cristo, la mujer pasa de ser sincera sobre su vida a presentar la confusión religiosa que divide su cultura de la de los judíos, y que ha sido la razón por la cual, ella no podía vivir para Dios, porque solo afectaban lo externo mas no su corazón (Col. 2:22-23), se muestra sincera sobre su duda, Jesús no se enfoca en debatir sobre el pacto de Dios con Israel definiendo que ellos le adorarían donde El decidiera (Gn. 12:1-3; Dt. 11:26). Pero enfatiza, que ciertamente la salvación viene de los judíos, fieles al pacto que ellos habían rechazado, de allí vino el salvador del hombre (Dt. 14:2; Ro. 9:3-5). Además, señala que, todo esto apuntaba a un propósito mayor, ya que no sería cuestión de lugar sino de una transformación del corazón, mediante el nuevo pacto con la obra del Mesías (Ez. 36:26). La transformación de la persona haría que, el corazón humano fuera capacitado para poder entrar a su presencia, por la obra de Cristo quien nos libera del poder de las tinieblas (Col. 2:13-15; Ef. 2:18), puesto que Dios es un ser espiritual y santo, es necesario que la santidad este presente en aquel que realmente habrá de adorarle (1 P. 1:14-16). La mujer se muestra confundida, y que espera claridad en el Mesías, Jesús entonces la ilumina identificándose como tal.


Que maravilloso desenlace para esta mujer, sus problemas pueden ser resueltos, ya que, había encontrado la persona con la autoridad necesaria para ayudarle a definir, que necesitaba hacer y creer, para logar vivir una vida que sea grata antes los ojos de Dios (Am. 5:14). Hoy día sigue siendo necesario que Cristo sea quien defina los términos cuando se trata de una relación con Dios, para que de esta manera podamos encontrar seguridad en el medio exclusivo que Dios había prometido y entrego para salvar al hombre (Hch. 10:36; 1 Ti. 2:5), la seguridad en la vida llega cuando cumplimos la voluntad de Dios. Cristo representa esa voluntad, ahora nuestros corazones han sido transformados para vivir una vida de adoración ante el rey (Tit. 2:14), por su obra podemos adorarle en espíritu y en verdad, no se trata de nuestros méritos sino de su obra redentora (Ro. 9:5-6) encuentra la fe para vivir la vida para Dios (Col. 3:23).


Hermanos, podemos estar seguros de que nuestras vidas son agradables a Dios, no por lo que hagamos, sino por lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz (2 Co. 5:21), Ya hemos tenido el encuentro con Cristo que nos habilita para que Dios reciba con agrado nuestra adoración. Amigo, antes que tu vida pueda rendir la adoración que Dios desea, debes experimentar la gloria del evangelio en arrepentimiento (Ro. 1:16-17), así honrarás al Señor. Dios te bendiga.


Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Juan 4-6

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