La supremacía de Cristo
Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; más el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. (Jn. 3:27-30)
Aquí vemos a Juan cuando los discípulos de Cristo bautizaban, mostrando un total compromiso con que Dios sea exaltado y no su propia persona. Aprovecha para recordarles que Dios establece aquellos le servirán, así hizo con El e igualmente con los apóstoles (Lc. 1:13-17; Ef. 3:7), reconoce que él sólo era quien anunciaría la Venida del Mesías siendo únicamente el mensajero de aquel que traería salvación, gozo y paz por la fe (1:33). Juan está reconociendo que su trabajo sólo era la señal para que se manifestara Jesús y ellos no deberían ellos tener inconvenientes porque al final Él es, quien iniciaría la nueva relación de Dios y el hombre mediante la ejecución de la gracia en su obra y persona (Mt. 1:21). Jesús vendría a crear su iglesia ganándola con su propia entrega en la cruz y purificando su corazón mientras esperaba su regreso (Ef. 5:25-27). Juan, no tiene problemas en que su nombre pierda popularidad, porque de esta manera lograría su cometido, que Cristo creciera y que el “como intermediario” menguara, ya que, este es el propósito por el cual Dios establece siervos (Jn. 8:32; 1 Ti. 2:4).
Esto es una gran lección para todos aquellos que hoy sirven al Señor, el propósito de su servicio es, que Cristo sea glorificado, y su supremacía proclamada. Aquellos que verdaderamente sirven a Dios, encontraran satisfacción y éxito, no enumerando las personas que le siguen, sino viendo a las personas poner su confianza y esperanza en Dios (3 Jn. 1:4). Aun Pablo, cuando anima a la iglesia a poner la mirada en él, lo hace en el sentido de que él, está modelando la vida del evangelio (Fil. 3:17). no es tomar el evangelio para engañar o como fuente de ganancias injustas, no se trata de nuestra exaltación, sino, de que las personas miren a Cristo (He. 12:2) aquellos que tenemos este llamado y privilegio de servir procuraremos la gloria de Dios en la persona de Jesús, lo cual hace fácil identificar si el mensaje es correcto o no. Cuando Cristo sea exaltado, podremos estar seguros de que, a quienes oímos, están presentando el evangelio de la salvación, colocándolo en el centro del mensaje en su iglesia (1 Co. 3:11)
Hermanos, esto es muy importante, tanto si sirves de alguna manera en su obra como si no, cada aspecto de nuestra, nueva vida en Cristo, debe reflejar la gloria de Dios mientras vivimos según el ejemplo que tenemos de Jesús (1 Jn. 2:6), todo lo que hagamos debemos hacerlo consientes, de que, debemos reflejar la gloria y poder del evangelio de Cristo (Mt. 5:16). Mientras eso sucede, debemos orar a favor de aquellos quienes también, están comprometidos con esta proclamación (Mr. 9:38-40), orando y participando de dicho compromiso. Amigo, si aún, no has puesto tu fe y esperanza en Cristo como medio de salvación, no cuentas con la paz y plenitud que Dios desea darte, y que vienen, luego de que nuestros pecados han sido perdonados (Ro. 4:8, 5:1), hoy puede ser ese día, donde la luz de Cristo brille en tu vida, y El encamine tus pasos desde ahora, hasta la eternidad. Dios te bendiga.
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