El servicio que oscurece al salvador
Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. Porque Juan no había sido aún encarcelado. Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación. Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. (Jn. 3:22-26)
Esta sección nos muestra la transición entre el antiguo pacto representado por Juan el bautista, quien, en términos de posición, funciono como el último de los profetas (Lc. 16:16), y el nuevo pacto que estaba representado en la persona de Cristo (He. 8:1-5), tal como El mismo había previamente enseñado (Jn. 1:30). Esta transición permitió que, antes de Juan finalizar su labor Vv. 24. El ministerio de Juan y de Cristo se ejecutaron de manera paralela. Mientras esto sucedía los seguidores de Juan, no tenían la clara convicción que su maestro les había enseñado sobre preparar el camino para la manifestación de Jesús (Jn. 1:23-28). Y ante el hecho de que los discípulos empezaron a crecer y su maestro perder popularidad (4:1), se generó una fricción entre los discípulos y los seguidores de Juan Vv. 25 posiblemente determinando cual servicio u obra debería ser visto como más importante. irónicamente, los seguidores de Juan veían en Cristo una competencia y no como aquel por el cual, se practicaba el bautismo luego de la salvación. Sus corazones no estaban claros en la posición de Cristo, mientras ellos llamaban al bautizarse en señal de arrepentimiento solo atraían, la atención hacia ellos, mientras también ellos mismos necesitaban la transformación que alentaban en otros.
Hoy día, este es un fenómeno más común de lo que imaginamos, obviamente ellos, solo habían cambiado de posición religiosa, pero, no su corazón (Mt. 23:5-7), lo cual hacía que, su servicio atentara contra la obra del Mesías, tal como les paso a los judíos (Mr. 7:6-8). Cuando una persona sirve con la intención de mostrar sus propias cualidades, capacidades, o no dirige al pueblo a mirar a Dios, está oscureciendo la gracia y los propósitos del evangelio mismo (Ef. 2:6-7). Hoy día, muchos han perdido la noción del llamado que han recibido de Dios, fuimos rescatados y privilegiados para servirle, únicamente para exaltar la grandeza de nuestro Dios, entendiendo nuestra inutilidad (Lc. 17:10), lo que hacemos debe hacerse todo para gloria de Dios y no la nuestra (Col. 3:23-24). Otros simplemente, están ocupando lugares de servicio, a los cuales Dios simplemente no ha rescatado y están enseñando sus propias ideas mostrándose como ejemplos de piedad a imitar, a los tales ya se les advirtió su recompensa (Mt. 7:21-23).
Hermanos, todo los privilegios, dones y talentos que hemos recibido, en la salvación, han sido por la voluntad de Dios. No hay méritos personales, en aquello para lo que fuimos capacitados y llamados por Dios a realizar, por tanto, debemos evitar oscurecer la gloria de Dios en aquello que tengamos el privilegio de servir, lo cual no terminará dando los frutos que deseamos (1 Co. 3:13-15). Amigo, esto es igualmente importante para ti, solo podrás ser un vaso de honra y servirás con el corazón correcto si Cristo opera su justicia en ti (Ef. 2:5-9), la salvación no es algo que puedes ganar, solo recibir por la fe Vv. 9 en la justicia de Jesús. Dios te bendiga.
Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Lucas 8-11
Deja una respuesta