Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito. (Jn. 19:17-22)
Jesús fue martirizado y eventualmente sentenciado a muerte, una vez que sufrió las injusticias, maltratos y burlas desde la noche anterior como malhechor. Los romanos practicaban la crucifixión para los peores criminales, tal era la apreciación de la crucifixión, que ningún ciudadano romano, pudiera experimentar tal destino. Pero ahora Cristo, sin pecado y con testimonio de inocencia aun delante de las autoridades romanas. Se dirige al calvario a entregar su vida voluntariamente en silencio, como se había profetizado de El (Is. 53:7), era momento de que la serpiente le hiera (Gn. 3:15) pensando que obtendría victoria, pero la cual sería eventualmente destruida. Este era el plan redentor al cual se refería la noche anterior mientras hablaba con El Padre (12:27). Dios había decretado que El hijo viniera a padecer al mundo en propiciación por nuestros pecados (1 Jn. 4:10). Este acontecimiento es la muestra más grande del amor de Dios para con el ser humano, la entrega total (Ro. 8:32).
Mientras todo esto acontece, Pilatos sabe que había sido acorralado de alguna manera por los judíos, y no está dispuesto a quedarse tranquilo, sino que, vuelve a usar la misma expresión que antes había utilizado para concientizar a los judíos, pero ahora, como un acto de venganza y humillación para ellos. Los títulos en las cruces normalmente expresaban el tipo de crimen que al agresor había cometido y la razón para su muerte. Aquí Pilato consciente de que no había pecado en Cristo (Is. 53:9b), Hace una declaración pública sobre Jesús, la cual sería notoria para todos los ciudadanos, ya que, este lugar daba de frente a la ciudad. No obstante, mando que se escribiera el calificativo que usarían con Jesús en los tres idiomas más comunes en la época, señalando una de las ciudades menos impactantes de la época, Nazaret. Y esto, es lo que más resalta aquí, que escribió. Jesús nazareno, Rey de los judíos. La intención y motivación pudieron ser erradas, pero no el hecho de que Jesús es Rey.
La muerte de Cristo tiene muchas implicaciones para los creyentes y el mundo. Dios habría de cumplir sus propósitos eternos de la redención (Ro. 5:18-19). Además de ser la muestra más grande de amor que jamás, el hombre, recibidera. Siendo completamente inmerecida (Ro. 5:8). Pablo también expreso que, esta entrega era una muestra de su gracia a la cual, no pudiéramos acceder de ninguna otra manera (Ef. 2:4-9). Cuando una persona pone su fe en Cristo, es añadida a las filas de la herencia eterna, formando parte de su familia (Ef. 2:18-19). Textos como este, nos recuerda que, la salvación, no es algo que no tiene valor, a Dios le costó todo (3:16), para que podamos ser salvado de todo juicio que atentaba contra nosotros. EL se hizo maldición, para que podamos ser constituidos justos (Ro. 5:1). Cristo se ha convertido en nuestro amo y dueño, dándonos seguridad eterna y la posición de ser llamados sus hijos (1:12).
Paradójicamente para los judíos, la expresión y reconocimiento que ellos debieron tener de Jesús, pero no hicieron (Vv. 15, 19). Fue recibida por voluntad de un sanguinario hombre. Esto está ligado a los propósitos ternos de nuestro Dios. Pero es igualmente importante que, nosotros como creyentes en Cristo el día de hoy, nos comprometamos con exaltar el nombre de Cristo. Esto implica que debemos vivir de una manera que, evidenciemos que somos conciudadanos celestiales (Mt. 7:20). Nuestro hablar, nuestro caminar, nuestro compromiso y/o fidelidad a lo espiritual, llamado evangelístico y demás, debe siempre hacerse para Dios, procurado una excelencia que enaltezca su gloria (Col. 3:23-24). Cada día hemos de publicar a los vientos que, Cristo es más que el rey de los judíos, hoy por la fe es nuestro Rey.
Hermanos, No permitamos que la vida religiosa, las dificultades de esta vida “Que cabe señalar fueron previamente avisadas (16:33)” o cualquier otra cosa, nos impida recordar que Dios es nuestro rey, al cual Cristo nos ha dado acceso por su preciosa sangre (Ef. 2:18), El, además, espera que nuestros frutos evidencien una santidad progresiva (Tit. 2:14). Amigo, pudiera ser que, estés gastando tiempo y energía, pensando que esto no aplica para ti, que Cristo no es tu rey, etc. Pero recuerda que, si te rehúsas a creer, te encaminas a la condenación eterna (3:18). Por lo que, en Palabras del Señor te hacemos un llamado a venir a Él con fe (6:37), Entonces podrás recibir los privilegios de la realiza eterna. Dios te bendiga.
Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Números 11-14
Deja una respuesta