Un milagro y diferentes sentimientos producidos
Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que, desde aquel día acordaron matarle… (Jn. 11:45-53)
Hoy día, pudiéramos pensar que cualquier persona que experimenta un milagro, se ha de volver agradecida y fiel a Dios, pero la historia y nuestras mismas vidas certifican que nuestros corazones por naturaleza son ingratos y olvidadizos. Aquí vemos un gran número de familiares y amigos, algunos tristes, otros cuestionando el amor verdadero de Cristo por la familia (Vv. 36-37) Ellos presenciaron una acción sin precedentes, un hombre volviendo a la vida por mandato de un hombre. Ante tal acontecimiento, muchos quedaron asombrados de la acción, otros entendieron que Cristo era el Mesías prometido, pero otros con diferentes sentimientos “posiblemente espías” encontrados se dirigen a los Fariseos para acusar a Cristo, este acontecimiento creo un vínculo entre saduceos y fariseos, para ir en contra de Cristo a pesar, de sus diferencias sobre la eternidad (Mt. 22:23).
Pudiéramos pensar que, la alegría debería caracterizar a los familiares y religiosos de la epoca, era una señal que, definitivamente, era ineludible, sin embargo, el corazón de los religiosos estalla en hostilidad hacia Cristo y no obstante a oponerse a los beneficios que traía para todos, procuran quitarle la vida, aunque, ignoraban que estaban simplemente encaminándose a la voluntad de Dios, quien había determinado que El hijo debería de padecer en manos de pecadores, tal como El mismo Cristo señalo (Mt. 16:21). Ellos están pensando en sus estatus, se acerca la pascua, pudieran perder autoridad aun entre los visitantes, y Roma pudiera reaccionar ante una revuelta y destruir sus privilegios. Así que, deciden que deben buscar la oportunidad para quitarle la vida, antes que “según ellos” el pueblo pereciera.
Todo esto nos llena de intriga y nos pone a pensar en lo incrédulo que llega a ser el corazón religioso en una persona, la historia nos muestra una gran cantidad de esfuerzos de personas que, al igual que los fariseos han intentado opacar las maravillas que Cristo obro para la salvación del hombre, aun en las maravillas que hace en nuestras vidas hay una gran resistencia, definitivamente satanás Cega completamente su capacidad de razonar con objetividad (2 Co. 4:4), habrá personas que verán las maravillas de Dios, verán a Dios hacer maravillas, conocerán personas cambiadas, sanadas o perdonadas, pero su corazón se resiste porque no desean abandonar el estilo de vida, porque están atados al pecado, en el cual han encontrado identidad (8:34).
Hoy día, ciertamente experimentamos las mismas actitudes escépticas. La obra de Dios producirá gozo en algunos, pero penas y críticas en otros, porque simplemente, no desean derribar los altares de sus corazones (2 Co. 2:15-16), aun dentro de ciertos círculos de creyentes, habrá celos, incredulidad, criticas, etc. porque muchos se obsesionan porque no sucedió a la manera de ellos o según sus propios designios. Mas allá de todas estas tristes realidades, algo que debe llenarnos de sumo gozo, es que Dios sigue manifestándose en la vida de aquellos que tienen fe en El. Tal vez no sucedan todas las cosas como deseamos, pero para aquellos que creen, habrá la manifestación del poder de Dios, obrando en situaciones donde habíamos perdido casi toda esperanza, porque nuestro Dios llama las cosas que no son como si fueran, y cuando El decide y establece, nada ni nadie entorpece (Ro. 4:17b).
Hermanos, la fe, sigue produciendo maravillas aun el día de hoy, ya que Él no ha cambiado ni ha perdido su poder (He. 13:8). Esto hace que tengamos confianza para poder expresar nuestras peticiones delante de su trono de gracia con confianza, recordando que su poder se ha manifestado en situaciones y escenarios donde todo pareciera estar perdido, porque Él es quien decide (Ap. 3:7b). Confiemos en Dios, porque en Él se encuentra la fortaleza de los siglos (Is. 26:4). Amigo, tienes que tomar una importante decisión, o perseguirás la incredulidad de aquellos que insensatamente quieren negar las maravillas que Dios nos muestra cada día, en su favor aun para con los que no creen (Mt. 5:45), o aceptaras por fe tu condición pidiendo a Dios que opere el milagro más grande que alguien pueda experimentar, la salvación de su alma. Pide misericordia para alcances tu milagro. Dios te bendiga.
Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Éxodo 2-4
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