Comunidad – Iglesia Jesús es la Roca https://ibjrcur.org Edificando Vidas en Cristo Wed, 12 Jan 2022 02:34:07 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 https://ibjrcur.org/wp-content/uploads/2020/03/LOGO-WORDPRESS-02-90x90.png Comunidad – Iglesia Jesús es la Roca https://ibjrcur.org 32 32 La luz del Espiritu santo a los perdidos https://ibjrcur.org/la-luz-del-espiritu-santo-a-los-perdidos/ https://ibjrcur.org/la-luz-del-espiritu-santo-a-los-perdidos/#respond Wed, 12 Jan 2022 11:00:00 +0000 https://ibjrcur.org/?p=3850

La luz del Espíritu Santo a los perdidos 

Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. (Jn. 16:4b-11) 


Aquí vemos a Jesús realizar un mini reclamo para los discípulos, a pesar del amor que Él sabía que ellos sentían para con El, ellos no se preocuparon realmente en preguntarle a donde se iba o que sería de Él, tanto Pedro como Tomas (13:36, 14:5), solo están preocupados por la ausencia de Cristo, no comprendían ni la obra que El Mesías debería realizar (Is. 53), ni que sería de Él. Pero Jesús entendía su tristeza por eso no les llama la atención, sino que, los animo a ver su parida como un paso indispensable para su crecimiento y para tener una relación más íntima y espiritual con El Padre. Mediante la presencia del Espíritu Santo, aquel que mora y permanecería ahora para siempre con los redimidos por la sangre del cordero (Ef. 1:13-14). 


Aquel día luego de la consumación de la obra de Cristo en la Cruz, ellos serian llenos del Poder del Espíritu Santo, como vemos (Hch. 2:1-6), comenzando con la señal de poder compartir el evangelio en otras lenguas. Pero Jesús señala que, El Espíritu Santo se manifestaría y haría que el hombre pecador entendiera que está muerto en su pecado (Ef. 2:1), y la razón por la que será juzgado si abraza el pecado siendo incrédulo (3:18). El también haría ver su necesidad de la justicia de Cristo para la salvación de sus almas, entendiendo la santidad de Dios y el pago del pecado que ningún hombre puede pagar pos sí mismo. Ya que solo Él fue exaltado victorioso ante El padre quien recibió su sacrificio (Fil. 2:9), otro accionar del Espíritu seria hacerles ver a los pecadores que el mundo ya había sido juzgado por Cristo y solo aquellos redimidos escaparían de su red (1 Jn. 5:19).  


En ocasiones nosotros como creyentes comprendemos que El Espíritu Santo se manifiesta en sus hijos y afirma esa relación que hemos recibido con El por la fe (Ro. 8:16), pero en ocasiones tendemos a olvidar que Dios, usa nuestras vidas en plenitud con El, para utilizarnos para que seamos luz a los demás (Mt. 5:16), nosotros somos aquellos instrumentos que Dios desea utilizar para manifestarse en medio de su pueblo y de los perdidos, al momento en que entregamos nuestras vidas a Cristo, hemos recibido al menos un don, una capacidad especial y singular (1 Co. 12:11) que hará que le obedezcamos, pero también, que seamos de testimonio al mundo que nos rodea, así que, cuando llevamos el mensaje de la salvación a otros, estamos exponiendo al mundo perdido y atado a su pecado (8:34) Aquel que puede liberarlos completamente de las ataduras del pecado y la condenación (2 Co. 3:16). 


Es mediante la obra del Espíritu Santo, que nosotros recibimos la dirección, el consuelo, la fortaleza y dirección que necesitamos en nuestras vidas como cristianos, esta comunión debemos usarlas para edificar la vida de otros creyentes (2 Co. 1:3-4), pero también, exponiendo al mundo nuestra comunión mientras ellos siguen su vida de pecado (Fil. 2:15). El creyente no está llamado únicamente a vivir apartado, disfrutando egoístamente su comunión con Dios, sino que, también estamos llamados a ser de bendición para los demás (Mt. 7:20). Dios desea manifestarse en medio de los perdidos, y sus hijos son el canal por excelencia para este propósito. Por tanto, dispongamos nuestros dones al servicio del Señor y comprometámonos con mantener nuestra comunión activa con El, comprendiendo que, separados de Él, no podremos dar los frutos que hemos sido capacitados para dar (15:5).  


Hermanos, Dios nos ha hecho una promesa, esta contempla tener una estrecha comunión con nosotros, que satisfará nuestras almas, pero también, tiene la intención de que seamos instrumentos de bendición para los demás (2 Co. 9:8). Procuremos cada día mantener una buena comunión con nuestro Padre, y ser medios de bendición para aquellos que necesitan ver la luz de esperanza que Cristo ha habilitado en nosotros. Amigos, ciertamente Dios utiliza diferentes medios para ministrar tu vida, aun la misma creación es una firma de su existencia y amor por su creación (Sal. 19:1), por tanto, te animamos a darte la oportunidad de buscar el perdón de pecados y la relación con Dios que afectara positivamente tu vida y tu alma. Ven a Cristo y reconócelo como Señor de tu vida, para que conectes con aquel que te ha creado con propósitos y amado eternamente (Je. 31:3). Dios te bendiga. 


Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Números 19-21 


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Jesús Comisiona a los suyos, amar como Él los amo 

Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará. Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. (Jn. 13:31-35


Una vez que Judas se fue, comenzó oficialmente la cuenta regresiva para la crucifixión, la glorificación apunta a la victoria final de Jesús sobre la muerte espiritual, sobre la consecuencia del pecado, sobre la perdición y la reconciliación final entre Dios y el hombre entre otras cosas. Él estaba seguro que en su humillación y muerte, el hombre encontraría una verdadera comunión y relación con El Padre (14:6, Col. 2:14-15). Su obra, acabaría con el dominio de satanás y apartaría las garras de la muerte que operaba indistintamente por el pecado (He. 2:14), todo esto no solo a que Dios seria glorificado al El ofrecer su cuerpo en sacrificio vivo por el pecado, sino, porque Dios lo acepto y le dio un nombre que es sobre todo nombre, en el cual, toda rodilla ha de doblegarse algún día (Fil. 2:9, Ap. 20:12). Entre muchas otras cosas, Esto habilitaría a los que creen a poder vivir en comunión y hacer la voluntad del Padre.  


Por esta obra de cumplimiento mesiánico, Jesús no solo anuncia la victoria de su pasión, sino que, les comisiona a que desarrollen un amor profundo entre ellos, que evidencie la comprensión y manifestación del gran amor que ellos entendían haber recibido de Dios, no mostrar este amor comprometido por los hermanos, seria manifestar un amor falso hacia Dios, tal como Juan escribió (1 Jn. 4:20-21). El, tenía certeza de su amor para con El padre, pero sabía que las relaciones humanas pueden experimentar dificultades, por eso, y como testimonio público para quienes recibieran su edificación los anima amarse mutuamente, por eso señala, la frescura en este mandamiento, puesto que, no se trata solo de amar a otros como a nosotros mismos (Mt. 22:39). Ellos deberían manifestar un amor, de entrega, como Cristo les había manifestado que Dios nos muestra cada día (Lm. 3:22-23).  


Actualmente muchas personas han adoptado un sin número de artefactos para manifestar una relación con Dios, un tipo de vestimenta, utensilios religiosos, ciertas acciones en pos de los demás, etc. Estas no son cosas negativas en sí, pero la marca principal del cristianismo, no está en acciones externas, sino, en un corazón regenerado por la obra de Dios (Mt. 5:8), El énfasis nunca ha sido la parte externa, precisamente por los altos precedentes que, se nos muestran en la Biblia y la historia de personas que, parecían piadosas, pero por dentro eran algo completamente diferente, tal cual, sucede con este mismo Judas. Se puede llegar a producir una adoración superficial (Mt. 15:8-9), a menos que estemos comprometidos con la obra de Dios y un compromiso con cultivar un amor profundo con la familia de la fe (Ef. 2:18-19).  


No quiero restarles valor a los actos externos de piedad, congregarse, el servicio, la música, la vestimenta, etc. Todo esto forma parte de la nueva vida que debemos manifestar en Cristo. Sin embargo, no es el centro principal, no sea que, cayendo en el error de aquel joven rico (Mr. 10:17-22), quien vivió una vida de actividades y apariencia, pero nunca se había comprometido realmente con Dios y sus propósitos. Amar a los hermanos, es posible, cuando se recibe el amor de Dios primeramente y este abunda en nosotros (Ro. 5:5). Esto nos lleva a ofrecer un amor, sacrificial y desinteresado por aquellos a quienes Cristo salvo, este es el amor a que se nos manda en las escrituras (Ef. 5:2, 1 Co. 13:4-7). Esta es la marca principal que Dios estableció para que seamos identificados como sus hijos. 


Hermanos, nosotros somos conscientes de que, las relaciones interpersonales presentan un reto, no siempre son como deseáramos que fueran, hay creyentes con cualidades admirables, otros simplemente son débiles en la fe, pero al igual que nuestro Dios, tenemos que cuidarnos de hacer acepción de personas (Ro. 2:11), debemos procurar mantener firme nuestro amor a Dios, para poder amar asi a otros creyentes. Este amor implica disculparse, tolerar, cuidar y sentir afecto por otros creyentes aun cuando estos, no tienen la misma madurez, mientras tengan el mismo propósito debemos considerarnos para estimularnos mutuamente (He. 10:24). Amigo, tal como hemos señalado, amar de esta manera es difícil a menos que, El amor de Dios halle cabida en tu vida. Para que esto suceda, necesitas reconocer el pecado en tu vida (Sal. 51:5, Ro. 5:12), debes entender lo desagradable que es ante Dios y las consecuencias para poder arrepentirse y encontrar el perdón que Jesús ofrece, de esta manera experimentarás el verdadero amor y estarás listo para compartirlo con otros. Dios te bendiga. 


Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Levítico 4-6 


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