busqueda – Iglesia Jesús es la Roca https://ibjrcur.org Edificando Vidas en Cristo Thu, 28 Jul 2022 04:28:14 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.3 https://i0.wp.com/ibjrcur.org/wp-content/uploads/2020/03/LOGO-WORDPRESS-02.png?fit=28%2C32&ssl=1 busqueda – Iglesia Jesús es la Roca https://ibjrcur.org 32 32 198623817 La invitación de Cristo amarle a Él, y hacer su voluntad https://ibjrcur.org/la-invitacion-de-cristo-amarle-a-el-y-hacer-su-voluntad/ https://ibjrcur.org/la-invitacion-de-cristo-amarle-a-el-y-hacer-su-voluntad/#respond Thu, 28 Jul 2022 11:00:00 +0000 https://ibjrcur.org/?p=4091

Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios… (Jn. 21:15-19b

 

Dios espera que le amemos en respuesta al amor que Él nos ha manifestado en su hijo (3:16), aquí vemos aprender a Pedro que, cuando se trata de responder al amor de Dios, implica una verdadera comprensión de entrega y abnegación. Jesús rompe el silencio que inquietaba a todos (Vv. 12), y se dirige directamente aquel que, como líder de grupo, había sugerido salir aventurarse a la pesca (Vv. 3), el mismo que, había prometido ir a la tumba junto a Él (13:36-37), cuando tuvo que mostrarlo y sufrió amargamente (Mt. 26:75). Ahora este hombre golpeado, después que hubo comido, Jesús quiso restaurar su corazón. La pregunta apunta tanto a los discípulos como a las cosas “de pesca” que estaban en el lugar y lo habían sacado de donde debería esperar. Esta pudiera ser una manera de recordarle que, no se puede servir a dos señores (Lc. 16:13). Mientras Jesús pregunta si le ama con amor sacrificial (1 Co. 13:4-8), Pedro responde con amor de amistad o cariño, Jesús es comprensivo y menciona que lo muestre, alimentando a su necesitado rebaño o pueblo.  

 

Jesús hace la misma pregunta tratando de guiar a pedro a una respuesta de entrega total, y responde con la misma expresión de agrado, ahora Jesús incluye una palabra que no solo es cuidar o alimentar, sino de supervisar las ovejas (Hch. 20:28). Jesús finalmente toma la misma frase de Pedro de si tiene un verdadero cariño hacia Él, entonces Pedro se muestra vulnerable y acepta que, ante la presencia del Señor, realmente sabía que le amaba. Luego de Jesús afirmar el liderazgo de Pedro, quiere darle un poco de perspectiva, recordándole que, aunque en su juventud, podía decidir donde moverse, luego otros tendrán que ayudarle a desplazarse. También señalaría la muerte por crucifixión de Pedro luego de unos treinta años de servicio comprometido al Señor. había fracaso en entender sus limitaciones para amar a Dios, hasta que, consciente de su declaración, diferente a las otras veces, sostendría esta declaración hasta el final de su vida, mostrando un amor como Jesús definió en su ministerio, aquel que hacía que El y El Padre se manifestasen en los fieles (14:21, 23).

 

Una realidad que se hace evidente en estos versos, es que, amar a Dios, involucra una abnegación verdadera, quienes se conformen con un amor superficial a Dios, que no les cueste, solo se están engañando así mimos (Lc. 9:62). El amor verdadero siempre ha sido una característica inherente en aquellos a quienes Dios salva, lo vemos desde el principio con su pueblo, en lo que se llegó a conocer como “El gran Shemá” que involucra una expresión a Dios que implica todo el ser, procurando llevar a cabo con todo esmero su voluntad. (Dt. 6:5, 10:12-113). Algo que Cristo afirmaría en el N. T. (Mt. 22:37). Amar a Dios, debe ser una expresión continente y dispuesta a llevar su fidelidad al Señor a las últimas consecuencias. Este tipo de amor, fue el que hizo que la historia de la iglesia fuera rociada con la sangre de mártires, quienes prefirieron la muerte, antes que negar a Jesús. Este tipo de amor, no solo se expresa, no se escribe ni se declama, sino que, se vive. Con un compromiso contundente con su Palabra y voluntad para con nuestras vidas.  

 

Hermanos, esta lectura ha de ayudarnos a evaluar, si realmente, nosotros estamos amando a Dios, no de palabras ni de lengua, sino de hecho y en verdad como señala Juan más adelante (1 Jn. 3:18). Los discípulos entendieron que su amor a Dios debería ser especial, y la mejor forma de hacerlo era, obedeciendo al Señor (14:15). Esta obediencia tiene varias connotaciones, 1. Una disposición se seguir su voluntad expresada en su palabra, 2. Una disposición de cumplir con el ministerio o propósito que te ha asignado, 3. Un compromiso con llevar las buenas nuevas de salvación a otros, para que también, ellos puedan experimentar el amor de Dios y llevar su mensaje al mundo (2 Ti. 2:2). Amigo, la manera más directa en que puedes mostrar a Dios tu amor, no es a través de post por las redes, ni de actividades religiosas, o ciertas acciones morales. Dios desea salvar tu corazón, para capacitarte a entregar un amor espiritual (Ro. 5:5), El, ya ha dado a su hijo, a pesar de tus debilidades para salvarte (Ro. 5:8), ahora, tienes que responder con fe, para que la justicia de Dios se haga manifiesta en tu vida (Ro. 10:9-10). Recibe hoy a Cristo como tu salvador. Dios te bendiga.  

 

Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Deuteronomio 13-15 

 

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Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar. Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos. Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar. Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió. Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado. Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos. (Jn. 21:5-14

 

En la continuidad de este relato, donde los discípulos habían tratado de seguir adelante con sus vidas, Jesús les hace una pregunta sutil, tenéis para comer, Él había venido para darles esperanza, sustento y mostrarle que en El, pueden encontrar todo lo que necesitan, sin entender quién era El, no solamente aceptaron que les había ido mal la noche anterior, sino que, como una especie de augurio o confianza recordando que en el pasado su maestro había hecho algo similar, ellos salen y obedecen al agradable Señor para volver a tirar la red. Aún como pescadores experimentados que, saben que, no hay diferencia entre un lado y otro, lo hacen y al instante, logran lo que no pudieron lograr toda la noche. Estaba tan llena que los siete, no podían sacarlas. Es aquí cuando Juan reconoce que es El Cristo resucitado quien les había dado la orden y Pedro, tal como en el pasado (Lc. 5:1-7), ansioso como siempre, se viste y salta apresuradamente para encontrarse con Jesús. Dejando a los discípulos que lo habían seguido para conseguir lo que ahora tienen, recuperando su valor por su Señor, mientras ellos con dificultad regresan arrastrando los peces desde sus barcas. 

 

Las maravillas del Señor no terminan aquí, sino que, cuando ellos llegan, todos encuentran un desayuno que Cristo los había preparado, consciente de que, habían tenido toda la noche fuera tratando de pescar sin resultados. Les prepara algo de comer. Pedro entonces se prepara para volver a poner más peces para el desayuno, mientras disfrutaban de aquel que estaba listo. Sin tratar de asignar algún valor espiritual a los ciento cincuenta y tres peses, solo podemos decir que, quedaron tan asombrados que desearon contarlos o simplemente, querían saber la cantidad de dinero que recibirían según la cantidad de los peces. Mientras les invita a comer y comparten, todos están inquietos, pero nadie pregunta sobre la gracia, amabilidad y gracia de aquel Señor, Así, Juan señala que, según su relato de los hechos, era la tercera vez que se le manifestaba a sus discípulos, “dos veces en el capítulo anterior y ahora” De esta manera, según muestra que puede y desea hacerse cargo de las necesidades de ellos, y que como ahora, solo deben confiar en El. 

 

El día de hoy, nosotros podemos aplicar muchísimas enseñanzas de esta experiencia, cuyo énfasis no recae en la pesca, la pregunta de Jesús o su invitación a que comieran, sino de, como Dios al vernos en ciertas situaciones que no son aquellas que Él ha diseñado para nosotros, sale a nuestro encuentro y nos muestra sus maravillas, claro que, al igual que ellos, debemos orar para que tengamos la suficiente gracia e iluminación para poder identificar su favor. Tal como expresa el salmista, en su justicia Dios se manifiesta con tremendas cosas en nuestras vidas (Sal. 65:5). Otra gran verdad que se desprende de esta lectura, es el hecho de que, nosotros, aun cuando nos desviamos de los planes del Señor, por sus promesas, seremos vuelto a Él, por los medios que Dios defina sean los más convenientes para que nuestros corazones se rindan hacia Él, para ellos, fue el milagro en medio de su trabajo una señal que ellos identificarían. Para nosotros pueden ser diversas cosas, pero el factor común, que nunca debemos olvidar es que, parecerá que es una situación difícil y donde encontremos sentimientos de decepción y tristeza, mientras El, se glorifica en nosotros (2 Co. 4:17

 

Hermanos, la promesa que tenemos del Señor es que, Él va cumplir sus propósitos en nuestras vidas, más allá de nuestras debilidades o inconstancia (Sal. 138:8), A diferencia de lo que sucedió aquí, Dios ha prometido que nunca se separara de nosotros (Mt. 28:20, Is. 41:10), Su compromiso con nuestro bienestar es sobre natural, por ende, hemos de aprender. A descansar en el hecho de que, sin importar cual sea la situación o circunstancia, Dios está ahí. Y siempre va actuar a nuestro favor, cuando Él nos de la fe y el entendimiento para ver sus maravillas, en silencio vayamos agradecidos a su trono y honrémosle por su fidelidad. Amigo, la Palabra de Dios, señala como está la condición del hombre, que se resiste a Cristo, cada uno se ha apartado en busca de su propio camino (Is. 53:6), pero Cristo se ha manifestado, para que, tú que te has extraviado de sus propósitos y amor, puedas encontrar la salvación de tu alma, si vienes con fe a Dios, en el nombre de Cristo, como Jesús enseño, Dios no te rechazara (6:37-40), acércate al Señor que te ha estado llamando por diferentes medios, y pídele que salve tu alma y muestre su gloria en Cristo (Hch. 3:19-20). Hoy, una vez más, Él ha salido a tu encuentro. Dios te bendiga. 

 

Acompáñanos a leer la Biblia en un año: Deuteronomio 10-12 

 

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