La resolución de Cristo, de obedecer al Padre
Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis. No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí. (Jn. 14:28-31)
Normalmente los discípulos a pesar de todas las verdades y promesas que Jesús les había hecho, estaban cargados con un corazón entristecido, pero Cristo los anima alegrarse con fe, por la obra que Cristo habría de hacer, por los dones que ellos iban a recibir y por ver la redención alrededor de todos los que respondieran con fe al evangelio (Hch. 1:8; Mr. 16:16ª), por su Parte Cristo recuperaría la gloria primera que siempre disfruto con El Padre. Jesús declara que El Padre es mayor que El, relacionándolo con la encarnación, la cual, tuvo lugar por la humillación del hijo eterno y la posición divina (He. 2:9), pero no en esencia, a la que muchas veces se refirió como iguales (8:58, 10:30), El asumió la forma de siervo, porque se comprometió con hacer la voluntad del Pare para redimir los pecados de los escogidos.
Hoy estamos seguros que el compromiso de Cristo con la cruz, es el eje de la fe cristiana. Por su obra en la cruz, redime al hombre de la maldición del pecado (Ro. 3:24), era esencial que Cristo entregara su vida completamente para que el hombre, pudiera encontrar la salvación (He. 9:22). Todo esto Jesús lo declara como una promesa profética a la que ellos deberían responder con fe, cuando la vean ejecutarse. Ellos habían reconocido a Cristo como El Mesías, sin embargo, aun luchaban con la duda, y en ocasiones lo externaron abiertamente (Lc. 17:5), sin embargo, luego de ver las maravillas de la resurrección, se acordaron de estas palabras y se afirmaron siendo los pilares que Dios usaría eventualmente para comprometerse igual que su Señor, con la voluntad del Padre y hacer discípulos, habiendo sido satanás derrotado.
El creyente no lograra obedecer y llevar a cabo la voluntad de Dios, a menos que, tenga un compromiso radical con su Palabra. Cristo es el ejemplo que debemos imitar en todo sentido de la Palabra (1 Jn. 2:6). El llevo hasta las últimas consecuencias su compromiso con Dios, Cada creyente tiene un llamado de parte de Dios, tanto con la voluntad general para con cada uno, aquellas cosas que debemos hacer y dejar de hacer a lo largo de las escrituras. Sin embargo, hay una voluntad particular que Dios desea hacer en la vida de cada uno en particular, y al igual que Cristo debemos seguirla entendiendo que es lo mejor para nosotros (Ro. 12:2), cuando seguimos al Padre, en estos planes, nos damos cuenta que, sus promesas se cumplen en nuestras vidas y afianzamos nuestra fe en nuestro salvador.
Cristo ha completado la obra del Padre, hoy esta victorioso en la gloria celestial (Fil. 2:9-11), sin importar el servicio, las luchas ganadas, o las metas que hayamos logrado en El Señor, nuestra actitud debe ser la misma que el apóstol Pablo, seguir a la meta sin pensar que ya hemos logrado todo aquello que Dios desea de nosotros (Fil. 3:13). En la iglesia, la familia, el trabajo, el centro educativo, o cualquier otro escenario, todos debemos cada día, mostrar la luz de nuestra obediencia Dios brillando en nuestras vidas (Mt. 5:14-16). Misma obediencia que será, un medio de testimonio para que ellos también crean y seamos de bendición aquellos que responderán con fe al evangelio.
Hermanos, cada escenario de nuestra vida que este afectado por nuestra obediencia a Dios, será una gran bendición, para aquellos que nos rodean y para mostrar nuestro compromiso con Dios (1 R. 2:3), Dios ha otorgado una vida prospera para aquellos que se comprometen con identificar y seguir la voluntad del Padre que nos ha sido plasmada en su Palabra (Jos. 1:8), ellas también ha de guardarnos de los malos pasos de aquellos que en este mundo caído nos rodean (Sal. 1:1-3). Amigo, para poder vivir comprometido con Dios, hemos de comprometernos con hacer las cosas como Dios establece, Él te hace un llamado continuo a buscarle y alejarte de la vida de pecado (Stgo. 4:8). Cuando logras alcanzar esta posición, tu corazón será lleno de aquella gracia que necesitas para anhelar obedecer a Dios y comprometerte con su Palabra, en dicha obediencia experimentarás lo mejor de Dios en tu vida, ven a Cristo con fe, recibe el perdón de pecados y la gracia divina. Dios te bendiga
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