Jesús hace un llamado a juzgar correctamente
Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis. Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres; y en el día de reposo circuncidáis al hombre. Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo sané completamente a un hombre? No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio. (Jn. 7:21-24)
A diferencia de Jesús quien se había comprometido con obedecer la ley, según hace una pregunta inducida aquellos que supuestamente, tenían un entendimiento de la ley, pero a pesar de aquel llamado entendimiento ni veían las cualidades que mostraba como Mesías, ni tampoco, hacían una observación correcta de la ley, cita la realidad de que, se podía circuncidar a los niños en día de reposo (Lc. 12:3), aunque este octavo día cayera sábado y se ante pusiera con el mandamiento del sábado (Ex.20:10). Mas allá de esto, Jesús que hizo una gran señal al sanar aquel paralitico de años (Jn. 5:8-9), a Él, lo acusaban de rebeldía y disolución. Aun viendo todas las señales sus juicios estaban errados, algo que les costaría mucho a ellos (Jn. 15:24).
El juicio que ellos hacían era absurdo porque no apreciaban siquiera la completa restauración en la vida de una persona privada de muchas situaciones por sus limitaciones, Jesús evidencia la hipocresía de estas observaciones superficiales de la ley, y evidencia que, si hay espacio para cumplir con leyes ceremoniales, hay espacio, para ser piadosos con los afligidos. El legalismo de estos se evidencio y estaba siendo censurado. Ellos deberían dejar de cavar tumbas que serían tropiezos para ellos mismos (Mt. 7:1). Si iban a emitir juicios deberían escoger la misma norma para todo parámetro y hacerlo sin dobles. No por percepciones e ideologías que ellos habrían adoptado de su religiosidad cegada.
Existen varias verdades, cuando se trata de identificar que dicen las escrituras sobre juzgar a los demás o hacerlo apresuradamente. Cuando tomamos decisiones precipitadas y emitimos juicios desconsiderados, estamos cavando un escenario que, a menos que la gracia de Dios lo estorbe para nosotros, recibiremos el mal (Ga. 6:7).
Además, por apresurarnos a juzgar, cuando en ocasiones estamos haciendo las mismas cosas, o peores de aquellas que estamos señalando, y esto agrava nuestro mal (Ro. 2:1-3), Por este tipo de acciones se pudieran, perder relaciones familiares, amistades, empleos, etc. Pero un factor importante es caer en el error de hacer acepciones de personas algo que va contra el carácter de Dios (Ro. 2:11). Creando en ocasiones cargas, de las que Dios nos ha liberado (Col. 2:16).
Aquí entramos a un terreno peligroso, cuando tenemos cierto conocimiento de Dios, debemos actuar aplicando dicho conocimiento. Dios demanda que conozcamos que todo lo bueno procede de Él, pero nuestro corazón es corrupto (Je. 17:9). Ante esta realidad, debemos evitar el error de emitir juicio de valores, por estatus, sexo, color de piel, trasfondo cultural, etc. Podemos y debemos identificar aquellas cosas que la Biblia señala como pecado e incluso evidenciar las necesidades de otros, podemos resaltar cualidades y guiar el hombre a Dios, pero todo debe ser libre de nuestros prejuicios y prácticas del pasado, especialmente con nuestros hermanos en la fe, entendiendo la libertad recibida de Cristo (2 Co. 5:17).
Hermanos, estamos en un momento histórico donde las opiniones y conclusiones personales están siendo endiosadas, muchas personas están dejando que sus propios pensamientos y sentimientos guíen sus vidas, nosotros debemos prevalecer llevando todo pensamiento cautivo en obediencia a Cristo (2 Co. 10:5), no caigamos en el error de aceptar todo aquello que nuestros pensamientos o corazón concluyan, debemos considerar las cosas esperando tener todo un panorama para evitar cometer errores y debamos ser disciplinados por Dios. Amigo, cuando hablamos de juzgar, la falta del Espíritu Santo en las personas, hacen que estas prácticas sean algo habitual en sus vidas, la salvación puede cambiar eso, porque El Espíritu nos quía a lo verdadero y grato delante de Dios (Jn. 16:13ª; Fil. 4:8). Todo esto ocurre cuando Jesús libera tu vida del pecado (Jn. 8:36), así que, te animamos a que te despojes de todo peso del pecado buscando la salvación en Jesús. Dios te bendiga.
Acompáñanos a leer la Biblia en un año: 1 Tesalonicenses 5, 2 Tes. 1-3
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