Jesús, el oportuno socorro de su pueblo
Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaúm. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban. (Jn. 6:16-21)
Llegada la noche y la multitud dispersa ellos se embarcaron en cruzar este lago en horas de la noche, el relato de Marcos nos enseña (Mr. 6:45) que Jesús les pidió que lo hicieran, no parecía algo difícil, puesto que estaban acostumbrados como pescadores (Lc. 5:5). Sin embargo, ellos no sabían que, su fe estaría nuevamente siendo probada por una gran tormenta, y a diferencia de la primera vez en medio de una tormenta (Mt. 8:24), Jesús no estaba durmiendo en el arca. Jesús no quería que ellos encontraran animo en las palabas o anhelos de la multitud (Vv. 14-15), sino en asumir el compromiso que Dios habría de trazar para ellos, sin pensar en esas exaltaciones terrenales.
Mientras se adentraban comenzó la prueba, el mar embravecido (Mt. 14:24) con un gran viento señala Juan, tuvieron que hacer un enorme esfuerzo físico para que la embarcación no se hundiera y al tiempo estaban muy cansados (Mr. 6:48a). Ya se estaban preocupando y atemorizando, deberían utilizar todos sus medios para que el arca se mantuviera a flote, y las fuerzas comenzaron a fallar, para colmo de males, ellos estaban sin Cristo en ese momento (Vv. 17c) y estaban a unos tres kilómetros, en medio de la noche con la visión limitada. Pero Jesús se encontraba orando (Mt. 14:23), y podemos estar seguro de que oraba por la integridad física de ellos. Pero ellos al ver la silueta en medio del mar de Cristo, tuvieron miedo. Algo natural ante dicho escenario.
Pensaron que era un fantasma y se atemorizaron (Mr. 6:49). Pero Cristo se identifica y ellos los invitan a entrar y El, calma sus temores, Mateo registra que antes de esto, pedro camino sobre las aguas y los vientos fueron reprendidos (Mt. 14:28-31), mostrando Jesús su enorme autoridad aun sobre la naturaleza misma y mostrando su procedencia (Jn. 8:23). Así finalmente sus vidas son salvadas y guardada su integridad física y espiritual.
El creyente debe comprender que no existe una situación en la vida que escape de la soberanía de Dios sobre aun el mismo cosmos, A veces parecerá que, haciendo caso a la voz de Dios, las cosas van de mal en peor, otras veces el miedo se intentara apoderar de nuestros corazones hacemos pensar que pereceremos, pero Dios siempre llega a tiempo a nuestras vidas (Lc. 21:8), no enfoquemos nuestros corazones en el problema sino seamos conscientes del poder de Dios, y más que preocuparnos, oremos para que su obra se haga completa y efectiva en nuestras vidas (Mt. 11:28) y para que podamos identificar tanto, sus propósitos como la fe que debemos mantener en los diversos escenarios de la vida. Cuando Dios está en nuestras vidas y nuestra fe se mantiene firme, rápidamente atravesaremos aquella circunstancia que está siendo de estorbo para nosotros (Vv. 21b).
A veces se nos dificultad creer que las cosas que experimentamos están en el control de Dios, otras veces, sentimos que, de ser así, Dios no está actuando de la mejor manera con nosotros, pero deténgase, no olvide que lo único que procede de Dios es bondad (Stgo. 1:17) y que, si experimentamos situaciones no gratas para nosotros, es para que El Señor se vaya perfeccionando en nosotros (1 P. 5:10), si algo debemos resaltar en cualquier escenario de nuestras vidas es que Dios está en control de todo (Ro. 8:28). Todo aquello que no proceda de esta convicción no nos encaminara alcanzar la imagen y propósito de Dios en nosotros.
Hermanos que maravilla saber que los ojos del Señor están siempre sobre nosotros (1 P. 3:2), su compañía también esta con aquellos que han profesado una fe genuina en Cristo (Mt. 28:20; Jn. 14:18). No importa cuales sean los embates de la vida que ahora estes pasando, Dios está ahí para ti (Is. 41:10). Así como estos discípulos, su intervención no puede ser tan inmediata como seremos, pero Dios no nos dejará solos ante ninguna circunstancia o tentación (1 Co. 10:13), EL siempre nos proveerá de una salida, y la mejor salida a los sentimientos de ansiedad o temor siempre serán la oración (Fil. 4:6-7).
Amigo, no podemos decirte que esta es una verdad en tu vida, sin la salvación que Cristo ofrece, no puedes experimentar la presencia de Dios en tu vida (Ef. 1:13), pero no significa que no puedas venir hoy a Cristo pidiendo salvación, ya que Dios, será fiel en perdonar (Jn. 6:37; Is. 55:7), ven a Cristo hoy y empieza a experimentar esta seguridad que Dios ha prometido a los que le aman, Dios te bendiga.
Acompáñanos a leer la Biblia en un año: 1 Corintios 4-6
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