El milagro y la abundancia de Dios cuando hay fe

El milagro y la abundancia de Dios cuando hay fe


Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. (Jn. 6:10-13)


Jesús identifico la lucha e inseguridad de los discípulos, asi que, amorosamente, los anima, a participar de la obra que hara, comisionándolos a que ayuden a las personas a organizarse y descansar de aquel largo dia de enseñanzas, habia más de cinco mil personas (Mt. 14:21) y asi como Expreso el salmista, actúa como un amoroso pastor (Sal. 23:1). Una vez estuvieron sentados Jesús toma los panes y agradece bendiciendo al Señor, confiado en lo que sabia que Dios iba hacer. Aquí vemos la fe de Jesus (He. 11:6), No uso vanas palabrerías, no intento captar la atención de todos, solo levanto a Dios su corazón y presento su deseo. Una acción de gracias que materializo el milagro que desde el principio sabía que sucedería (He. 11:1).


A diferencia de los discípulos, Jesús confiaba en Dios, y esta confianza, fue la que materializo el milagro en su vida, mas adelante Juan enseña (1 Jn. 2:14-15), Cuando pedimos algo conforme a su voluntad, El obrará en aquella petición que le hayamos hecho. Cuando la obra de Dios se manifiesta esta enorme cantidad de personas, no solamente queda admirada y satisfecha, sino que, la provisión es tal que hay suficiente para guardar, Ya que Dios es poderoso para hacer las cosas más alla de lo que pedimos (Ef. 3:20-21). La abundancia que Dios nos da, no es un motivo para desperdiciar lo que nos provee, por el contrario, hemos de aprender administrar correctamente su favor sobre nuestras vidas (1 Co. 4:2).


Al leer este pasaje podemos concluir dos presuposiciones negativas, 1. Eso solo sucede a Jesús, 2. Nosotros podemos obtener todo lo que deseamos. Uno de los embates que más sufrimos es cuando hablamos de orar y clamar al Señor es definir lo que entendemos es mejor, pero no nos detenemos a ver, si es lo que El desea o si El se glorificara, eso nos lleva a pedir mal y no ver a Dios obrar (Stgo. 4:3), El principio de Jesús no es señalar que hay cosas que solo Él podía hacer, sino, lo que sucede cuando hay fe firme y verdadera en Dios (Lc. 18:27), la observación que hace Juan en su epístola tambien es significativa “si pedimos conforme a su voluntad…” Aquel que desea ver a Dios obrar, debe procurar pasar tiempo con El para hacer peticiones sabias que vengan a exaltar la gloria de Dios.


Esto no quiere decir por supuesto, que cuando la fe es correcta, tendremos todo aquello por lo cual oremos, tampoco implica que Dios, no pondrá a esperar en situaciones que parecen ser correctas (Sal. 40:1), lo que si implica es que, en momentos de una prueba verdadera, habrá una gloriosa respuesta de Dios ante nuestra circunstancia o una gloriosa paz y riqueza espiritual, lo cual, es tambien un milagro en medio de las tribulaciones (2 Co. 4:17). El llamado del apostol Pablo da un poco mas de luz al respecto cuando señala (Fil. 4:6-7), que orar es la respuesta para que Dios obre, al instante dándonos una paz que sobrepasa todo entendimiento mientras esperamos la manifestación de su voluntad.

Hermanos, hoy dia es fácil, abrazar la ansiedad en un mundo donde tenemos todo se obtiene casi al instante, por eso existen más personas satisfechas al instante, pero con menos carácter en la vida en general, por mencionar uno de los beneficios de la paciencia (Stgo. 1:2-4), El llamado primario aquí no es la espera, sino la fe, que ve hacer a Dios maravillas en su vida (Sal. 65:5), estas maravillas vendrán en los diferentes aspectos de nuestras vidas según los planes del Señor, porque Dios sigue teniendo el poder para hacer milagros (Lc. 1:37). 

Si verdaderamente abrazamos la fe, veremos los frutos de su Espiritu manifiesto en nosotros. 


Amigo, el mayor milagro que Dios ha establecido para ti es el de la salvación (Is. 59:1), el pecado estorba aquello que Dios puede hacer en tu vida (Is. 59:2) por eso es importante que pidas la fe a Dios creyendo en la salvación que solo Jesucristo ofrece. Dios te bendiga.


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