Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. 15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. 16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas. (Jn. 20:11-18)
Nos encontramos con la primera de varias apariciones de Cristo, nuestro Señor, en un periodo de unos 40 días (Hch. 1:3), a menos en 10 ocasiones diferentes registros en las escrituras comenzando aquí con María Magdalena y terminando con Saulo (Hch. 9:1-9). Su resurrección es la prueba de la aceptación de Dios de su obra y la satisfacción divina de que el pecado había sido pagado en su obra a favor de los creyentes (Ro. 4:25), esta es la esencia de la salvación como señalo (3:17-18), la resurrección es la señal prometida por El en el desarrollo de su ministerio (Mt. 12:39-40), La aparición a María es muy significativa en un contexto donde Él estaba levantando la dignidad perdida de la mujer, la escoge a ella a pesar de que, no hay registros destacados o prominentes, mostrando que no hay acepción de personas en El (Ro. 2:11). Además, porque, en la confusión de su resurrección, ella se encuentra profundamente afligida y Jesús vino a consolar (Lc. 4:18).
María esta afligida porque tenía un gran amor y agradecimiento a Cristo por ofrecerle una nueva vida, puesto que María, se había adelantado para ir al sepulcro, regreso avisar y volvió para junto a las demás, (Lc. 24:1-7), ella mira dentro del sepulcro como las demás y es allí que dos ángeles les hablan en forma de hombres (Vv. 4), estos gentilmente le preguntan porque llora, ella destrozada habla de porque se habían llevado a su Señor, en varias ocasiones, se le pregunta porque llora, algo interesante porque la tristeza que ella manifestaba por su perdida no tenía razón de ser ahora, puesto que al volver a mirar, luego de las palabras de los ángeles, Jesús se le aparece aunque ella lo ve como el portero, y muestra su deseo de honrar al cuerpo, hasta que escucha su nombre de boca de Cristo. Y todo su dolor ceso y ella lo reconoce como su maestro. Así ella callo a sus pies como las otras mujeres (Mt. 28:9). Cuando ella intenta tocar su cuerpo en confirmación, EL no le permite, porque aún debía ser glorificado completamente en el cielo. Y así la envía a los discípulos a quienes, en forma de cariño y mejor relación, les identifica como hermanos, ya no como amigos o siervos (15:15). Convirtiéndose como señala (Ro. 8:29), el primogénito de muchos hermanos.
En este primer encuentro de Cristo con María aprendemos muchas cosas, nos damos cuenta de que Cristo, siempre está presente en nuestras luchas, aflicciones y dificultades (Mt. 28:20), su presencia no se desvanecerá cuando las cosas difíciles hagan presencia en nuestras vidas, cuando las perdidas o el dolor nos abrumen, EL siempre estará ahí para consolarnos y acompañarnos, y debemos como el salmista hacer una declaración de fe a en nuestros corazones abatidos (Sal. 42:5), aun hemos de alabarle, salvación mía y Dios mío. Y en estos momentos, aunque no lo veamos, aunque no parezca que está en medio nuestro, su Espíritu obrara en nuestro entendimiento y nos guiara al consuelo que necesitamos, y al igual que estas mujeres, caeremos rendidos en adoración a Dios. Este es el consuelo que hemos recibido al aceptar la obra y resurrección de Cristo a nuestro favor, la fe, nos ha colocado en una posición privilegiada, en la que, a pesar de las adversidades o el dolor, en momentos de debilidad, podamos sentir fortaleza (2 Co. 12:10c).
Hermanos, una vez que hemos entrado a la familia de Dios por la fe (Ef. 2:19), nosotros recibimos la presencia del Espíritu Santo, este mismo Espíritu nos ayuda y consuela en todas las áreas de nuestras vidas (14:16, 16:7), así que, sin importar lo grande que sea la situación o el dolor que puedas estas experimentando en este momento, recuerda que, Dios te ha llamado por tu nombre y perfeccionará su obra sobre ti (Fil. 1:6), ten ánimo, no olvides que el amor que Dios ha manifestado por ti, ha sido sellado en la cruz. Amigo, pudiera ser que, estes atrapado con preguntas e inquietudes que se han levantado en los últimos años, con el tema de la resurrección de Cristo, cada argumento que se ha levantado, carece de un sostén científico, lo cierto es que, no hay ningún acontecimiento tan documentado como la muerte y resurrección de Cristo, y esta obra maravillosa, ha sido por amor a ti y a mí, por eso, te animo apropiarte del amor que Dios te ha manifestado en su hijo (3:16), aceptando por fe, la salvación tan gloriosa que, de ningún otra manera podrás experimentar para estar con El en gloria (He. 2:13). Dios te bendiga.
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